COMPRIME LOS RESIDUOS

Ahora que ya conoces los residuos que han de depositarse en cada contenedor de reciclaje, es un buen momento para aprender a mejorar la gestión de residuos. Es algo tan fácil y sencillo como comprimir y aplastar los residuos de papel, cartón y envases ligeros, ¡además resulta divertido!

• Si los envases ligeros no se comprimen tan sólo se aprovecha un 30% de la capacidad del contenedor. Al comprimir estos residuos se ahorra un 150% de los costes de recogida, porque el camión pasa menos veces para recoger mayor cantidad de residuos.

• Con el papel y el cartón ocurre lo mismo. Si no se aplastan únicamente se aprovecha la mitad de la capacidad del contenedor azul. En este caso, comprimir supone un ahorro del 50% de los costes de recogida.

Ten en cuenta que comprimir, doblar o aplastar, no es lo mismo que arrugar. Si arrugas el papel, antes de llevarlo al contenedor se consigue el efecto contrario al ahorro, pues esa bola de papel ocupa mucho más espacio que sino estuviera arrugado.

Con la sencilla acción de comprimir los residuos se consigue aprovechar la capacidad de los contenedores amarillo y azul un 75%, por lo que, cuando vayas a deshacerte de tus residuos, tendrás espacio suficiente para poder depositarlos.

Lo mismo ocurre con el espacio en el que almacenamos los residuos en casa antes de llevarlos al contenedor y con el espacio donde se van a almacenar antes de su reciclado.

Es importante que este truco lo conozca el mayor número de personas ¡cuéntaselo a todo el mundo!

Para que veas…

• Una lata de refresco pasa de ocupar 0,33 l a ocupar 0,11 l si se aplasta.
• Un brik de 1,5 l únicamente ocupa 0,25 l al ser comprimido.
• Una botella de plástico de 1,5 l, ocupa 0,25 l una vez comprimida.
• Un cartón de huevos pasa de 2 l a 0,5 l al ser aplastada.
• Una caja de folios pasa de un volumen de 6 l a ocupar sólo 0,6 l, si se desmonta y pliega.
• Una caja de cereales ocupa 2,5 l, si se comprime ocupa 0,3 l.

En conjunto, estos residuos ocuparían 13,83 l y SÓLO 2,01 l una vez aplastados, es decir, comprimidos ahorran más del 85% del espacio que sin comprimir.

Merece la pena, ¿verdad?